Las personas que operan en el contexto de la responsabilidad se declaran responsables de su comportamiento e interpretaciones. Preocupándose principalmente del éxito final de sus proyectos y relaciones, se orientan hacia la acción y la corrección en lugar de la explicación y la autoprotección.
Las personas responsables no gastan mucha energía pensando cómo las cosas llegaron a ser como son. Por el contrario, se centran en la acción efectiva. Se preocupan más por que un proyecto o una relación funcione que por las razones por las que no lo harán.
¿Te consideras responsable?
En la estructura responsable de la interpretación, uno se ve a sí mismo como fuente de todos los aspectos del proyecto o relación. La persona responsable se fija en lo que funciona y en lo que no. La persona responsable no aborda el proyecto o la relación como si hubiera algo que está mal, sino que hay algo que falta.
Cuando uno es responsable, se evalúa poco psicológicamente. En su lugar, se centra en qué acción será la siguiente en el proyecto o relación. La persona responsable es capaz y está deseosa de decir la verdad de lo que se ha hecho y lo que no. No se preocupa tanto de las apariencias como de que su vida funcione.
La auténtica responsabilidad no ha de confundirse con la culpa, el honor, la obligación o el deber. Actuando desde un contexto responsable, uno se preocupa de los hechos necesarios para la siguiente acción. No existe preocupación por si los hechos puedan generar honor o culpa.
Cuando una persona actúa desde una posición responsable tiene el poder para ser el origen de sus propios resultados, sin sentirse intimidado o apenado por ello. Estar en una posición de responsabilidad no significa sentirse atado, sino tener libertad para actuar.
¿Deseas ser la causa de tu vida?