
El término asertividad está muy presente en la actualidad, ya sea en el ámbito de relaciones personales como en el laboral, refiriéndose a la comunicación y las habilidades sociales.
Pero, ¿sabes realmente qué significa la asertividad? La asertividad se define como “la habilidad de expresar nuestros sentimientos, pensamientos, opiniones y deseos de una forma adecuada, defendiéndolos pero sin negar ni violar los de los demás”.
Existen ciertas características que resumen esta habilidad tales como la libertad de expresión, un comportamiento respetable, la aceptación de las propias limitaciones o la facilidad de comunicación con los demás. Ahora bien, muchas veces son las ideas irracionales las que guían nuestro comportamiento hacia los demás. Es por ello, que vamos a mencionar algunos de los “anti-derechos asertivos” más comunes y, posteriormente, los llamados “derechos asertivos”.
Anti-derechos asertivos:
- Anteponer las necesidades propias a las de los demás, es ser egoísta
- Es vergonzoso comentar errores…
- Si no convencemos a otros de nuestros sentimientos, estaremos equivocados…
- Hay que intentar ser siempre lógico y consecuente…
- No hay que hacer perder el tiempo a los demás con tus problemas (a la gente no le gusta escuchar que uno se encuentra mal)
- Cuando alguien te da un consejo es mejor seguirlo, porque suele tener razón…
- No hay que ser antisocial, si dices que prefieres estar solo los demás pensarán que eres raro, un borde
- Hay que ser querido y aceptado por todos…
- Hay que intentar adaptarse a los demás, sino luego no estarán cuando yo les necesite…
- A la gente no le gustan los alardes, la gente que triunfa en el fondo cae mal y es envidiada. Hay que ser humilde ante los halagos
- Lo lógico es intentar ver siempre el lado bueno de la gente
- Cuando alguien tiene un problema, hay que ayudarle…
Es muy común sentirse identificado con varios de estos pensamientos, ya que pertenecen a aprendizajes propios de la infancia, de entornos familiares o incluso de los medios. Con todo eso, debemos aprender a diferenciarlos de los reales derechos asertivos. Algunos de ellos son:
Derechos asertivos:
Tengo derecho a…
- Actuar de forma diferente
- Hacer cosas de manera imperfecta
- Cometer errores (y responsabilizarnos de ellos)
- Pensar de manera propia y diferente
- Cambiar de opinión
- Aceptar y rechazar críticas
- Hacer peticiones (teniendo en cuenta que los otros tienen derecho a decir NO)
- Rechazar una petición (decir NO)
- Pedir un cambio de comportamiento
- Expresar los sentimientos (positivos y negativos)
- Solicitar ayuda o apoyo emocional
- Elogiar y recibir elogios
- Establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones
- Pensar durante el tiempo que necesite antes de dar una respuesta
- Pedir información y decir “no lo entiendo”
Procedemos a mostrar los tres los perfiles destacados en el comportamiento interpersonal, sus principales características y diferencias entre ellos.
Antes de comenzar, me gustaría mencionar que a corto plazo resulta más fácil optar por un comportamiento agresivo o inhibido pero, estos no nos ayudarán a mejorar nuestras relaciones con los demás y por ende, empeorarán nuestras habilidades sociales.
El perfil inhibido se define como un estilo de comportamiento que suele preferir la evitación del conflicto o la interacción para así reducir el malestar que este le genera. Además, este estilo suele generar sentimientos de protección y ayuda por parte de los demás y, es por tal razón por la que muchas veces sus comportamientos se ven reforzados. Es muy común ver posturas como la de “tienes razón” o no considerar los propios sentimientos, no mostrando su enfado abiertamente y cediendo a las expectativas de los demás para evitar los conflictos.
Por otro lado, el perfil agresivo es el que suele ponerse a la defensiva, ignorando los sentimientos de los demás y tratando de “ganar” en el conflicto, lo que muchas veces les hace sentir que “somos mejores” y el comportamientos se ve reforzado. Suelen tratar de alterar al otro y muestran conductas inflexibles.
Finalmente, el perfil asertivo es el que trata los conflictos abiertamente, comprende que es lícito enfadarse, pero expresando sus sentimientos, intentando negociar para encontrar soluciones en un clima de respeto mutuo. Algunas de las afirmaciones que pueden ayudarnos a practicar la asertividad son: “esa es mi opinión” o “así es como me siento”.
¿Y tú, con qué perfil te sientes más identificado? ¿Te atreves a cambiar tus patrones de conducta por otros más asertivos? ¡El cambio empieza en ti!