Perder entusiasmo por nuestro trabajo, nuestro proyecto, es uno de los mayores cánceres que podemos tener no sólo como empresarios, sino como trabajadores. Trabajar sin entusiasmo, sin ilusión y con la sensación de estar harto provoca trabajar peor, desganado, dando muchísimo menos de nosotros mismos y esto da lugar sencillamente a que no sólo no hagamos lo suficiente para hacer que nuestro día a día deje de ser tedioso, sino que nuestra actitud provoca que ésta situación vaya a peor, y que simplemente superemos el estrés que podemos tolerar.
Esta situación se conoce como el Síndrome de Burnout , por desgracia cada vez más frecuente, que se acompaña de una sensación de fracaso y una jornada de trabajo que nos resulta agotadora, y lo curioso es que normalmente tiene lugar con trabajadores que tienen un trabajo cara al público. ¿Qué podemos hacer para solucionarlo? Hoy os damos algunos consejos para que podamos darle la vuelta a la tortilla.
1ª y más importante: Querer cambiarlo.
Vamos a ser los primeros que no se compadezcan de tí, y es que te decimos que al menos un 50% de la culpa de lo que te pasa es sólo tuya. Hacerse la víctima y dejarse llevar por las circunstancias, esperando que las cosas cambien; es la solución fácil pero te decimos de primeras que no te va a servir de nada.
Es fundamental que tomes las riendas de tu vida y dejes de autocompadecerte y de dejarte llevar. Tomar una parte activa en tus decisiones es fundamental, pregúntatelo sinceramente: ¿Realmente lo estás haciendo? ¿Estás siendo actualmente capaz de decidir sobre tu vida?
2º. Hacer ejercicio.
Estarás harto de que te digan lo mismo; ¿verdad? Hacer ejercicio se recomienda para tantas cosas, que llega un momento que no nos lo tomamos en serio. Desde luego, no hace falta que contrates un entrenador personal y que te pongas “cachas”, ni que salgas a correr 40 kilómetros todos los días.
Algo tan sencillo como dar un paseito a buen ritmo, o una clase básica de aeróbic pueden ser suficientes para conseguir los resultados que necesitas. En éste caso, dedicar un espacio de tiempo a quemar toxinas y estrés te garantiza que vas a encontrarte mejor. Y no sólo porque te lo digamos nosotros, está científicamente comprobado, y en especial deportes como el yoga, el pilates, el ciclismo y la natación.
3º. Cuidarse.
Un día estresante normalmente termina llegando a casa sin ganas de cenar, ni de ducharse, ni de hablar con nadie. Esto lo que provoca es que nuestro cuerpo, a la larga, se resienta; y un cuerpo resentido es una mente agotada, sin alicientes.
Comprueba que estás alimentándote bien, a tus horas, durmiendo las horas necesarias y, muy importante también, teniendo una higiene adecuada (duchándote todos los días, cepillándote los dientes 3 veces al día…).
4º. Ponte guap@.
Levántate todos los días y arréglate bien: péinate, perfúmate y ponte “como un pimpollito”. Es fundamental que te veas en tu mejor versión, y es una de las mejores maneras para empezar a pensar que van a cambiar las cosas.
Dos buenos trucos, primero, un buen cambio de look en la peluquería, y segundo, prepárate la ropa del día siguiente por la noche.
5º. Relajación y meditación.
Dedica al menos 10 minutos al día a la relajación y meditación, una habitación tranquila, alguna música y si quieres, puedes guiarte por alguna aplicación de móvil que te ayude a respirar y entrar en estado de relajación o bien combinarlo con algún ejercicio como el Yoga (y haces el paso 1 y el 5 a la vez)
Es importante aprender a ver las cosas con perspectiva y la meditación es la mejor manera para hacerlo, lo comprobarás en cuanto lleves tan sólo una semana haciéndolo-
6º. Aprende a gestionar tu tiempo y a delegar.
Lo mejor que puedes hacer, por supuesto, es asistir a alguno de nuestros curso de gestión del tiempo, o bien informarte por otros medios de qué pequeñas cosas puedes hacer para aprender a delegar y aprender a gestionar tu tiempo de manera efectiva (establecer prioridades, establecer procesos…) . La gran mayoría de las veces, con unas tareas muy sencillas puedes incrementar tu rendimiento en más de un 60%.
7º. Aprende a comunicarte.
Una adecuada inteligencia emocional que nos lleve a una comunicación eficaz es fundamental no sólo a la hora de desempeñar nuestro trabajo, sino incluso de entendernos a nosotros mismos y las necesidades que tenemos.
Esfuérzate por comprender si los demás realmente entienden lo que dices, y si la manera de comunicar las cosas que comunicas es la adecuada. ¿En tu trabajo sale todo como desearías? ¿Has probado a pensar si eres tú el que no sabes comunicar y expresar qué es lo que deseas?
8º. Pierde el miedo a luchar por ti mismo.
Perder el miedo a lo que pueda pasar es importantísimo para ser conscientes de que somos “jefes” de nuestra propia vida. Prueba a expresar lo que quieres y a defenderte (de manera adecuada, claro está), y verás que los resultados que obtienes no son los que te esperabas.
Las gente que entiende y aplica las frases “el no ya lo tienes” y “el que tiene vergüenza ni come ni almuerza” son personas que por norma general obtienen con mayor frecuencia aquello que desean, y es sencillo ver que eso les hace más felices.
Pierde también el miedo al “y qué pasará si..”; confía en ti mismo y verás que no hay solución tan difícil que sea imposible salir de ella.
9º. No entiendas el estrés como algo fundamentalmente malo.
Tener estrés es una reacción del cuerpo ante la necesidad que surge ante nuevos cambios; nuestros sentidos se agudizan y se preparan para estar “a tope”. El verdadero problema no es el estrés, sino la gestión que hacemos del mismo que, cuando es mala, desemboca en ansiedad y esa ansiedad nos lleva al bloqueo.
Aprende a gestionar tu estrés y a utilizar tu estado de alerta para obtener los mejores resultados que eres capaz de dar.
10º. Inicia un proceso de coaching personal.
No es malo pedir ayuda a quien va a saber dártela. Un proceso de coaching personal sirve, entre otras cosas, para que aprendas todas éstas cosas y apliques a tu vida una versión mejorada de ti mismo.